Tocón, tocón

Como consecuencia de algunos ajustes a mi carrito después de su ultimo mantenimiento, debí tomar el transporte. Un día en la tarde al salir de mi oficina, me dirigía apurada al lugar del desfile de transportes, para tomar mi autobús.

Como yo salí tarde, pues al montarme, el autobús venia casi lleno, sin embargo al subir pude visualizar un asiento completamente vacío, es decir, ¿dos puestos para mi solita? Lo máximo!!! y una vez ahí, Ah! que rico, y bueno comienza el respectivo sueño, bostezos, el cabeceo, hasta que te rindes y solo de vez en cuando abres los ojos para saber por donde vas y verificar que aun la cabeza esté unida al cuello.

En uno de esos despertares en la vía, pude ver a través del reflejo del vidrio que la persona del asiento justo detrás de mí tenia su mano colocada agarrando mi asiento y sus dedos estaban a 3 milímetros de mi brazo, cosa que no me gustó. Entonces desde allí hasta mi destino estuve pendiente que esos dedos no me tocaran, me daba mala espina. Yo miraba fijamente esos dedos a través del vidrio, ¿no sé cuanto tiempo paso? ¿1 hora?

Pero siempre estuve pendiente hasta que los dedos y su dueño se bajaran. Aja! ya se quien es, pensé cuando lo vi bajar, luego todo se me olvido y llegue a casa bien. Pero al día siguiente cuando vengo en mi transporte y en una de las paradas, Aja!, allá esta el tipo de ayer, bueno, que puedo decir, en un autobús de casi 50 puestos, y veníamos aproximadamente en él unas 30 personas. Yo venia del lado de la ventana y en el otro asiento yo traía mis cosas, cartera, comida, etc... ah! y justo el asiento delante de mi, estaba completamente solo, pues una compañera del sospechoso se sentó justo delante de mi y habiendo tanto puesto desocupado (incluso el de su compañera, que justo se acababa de sentar) el tipo se ha parado en seco al lado de mi asiento y me preguntó “¿me puedo sentar allí?” y yo con mi cara de molestia y boca de faralao (como dice mi mamá) comencé a levantar las cosas de mi asiento, y pensé Dios!!! ¿Pero si hay tanto puesto libre por que me toco a mi este Sr.? Y bueno allí comenzó mi tortura, pensé que me iba a dar tortícolis, puesto que jamás quise verle a cara al susodicho, lo único que yo hacia era ver a través de la ventana y contorsionar mi cuerpo hasta lograr estar separada completamente de él, pero es un poco difícil hacer eso, justo por las dimensiones de mi cuerpecito.

¿Pueden creer? Ese día no pegue un ojo en todo el viaje, y muchos menos cabecear, pero el tipo en cuestión si se leyó el periódico, se acostó, habló con su compañera... hasta roncó y en uno de sus despertares, me tocó el brazo para ofrecerme un periódico que por supuesto Yo jamás había pedido, creo que cuando volteé a verle la cara para gritarle que No!!! Sentí que mi mano derecha se iba justo contra su cara , pero solo fue mi imaginación de tanto deseo... del deseo de golpearlo, jajaja.

Y para colmo cuando veníamos llegando al trabajo, todas las mañanas se forma una cola terrible, y uno tiende a desesperarse, el susodicho en cuestión, entre su desespero comenzó a cantar una canción de Reggaeton. ¿Les había comentado que el timbre de voz del sospechoso me indicaba que era de procedencia portuguesa? Bueno, ya se podrán imaginar al Sr. aquel cantando “... mami, vamo a da´ un paseu, por qué no te atreves y vamos al sandungueu eu ...”

Y así han pasado los días, él tratando de sentarse cerca y yo tratando de hacer malabares para despistarlo...